“Estoy aquí para darte tu regalo” Dijo el Elfo, cruzando los brazos sobre el pecho. “Órdenes de Santa” Michelle parpadeó tontamente. Si no acabase de ver al Elfo bajar por su chimenea - su falsa chimenea, de puntal de plástico que había comprado en el supermercado - no se habría creído ni una palabra. Sin embargo, ¿Desde cuándo dejaba Santa a sus Elfos deambular sin camisa? se preguntó. ¿No hacía un frío terrible en el Polo Norte?
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