Karl, un joven pintor, queda ciego casi de la noche a la mañana por un despiadado virus. Clarius, una musa hastiada, es enviado a cuidarlo. Las musas están destinadas a seguir siendo una presencia invisible, divina, pero desde el principio Clarius sabe que en este caso va a ser diferente.
Karl no necesita inspiración abstracta, sino que necesita ser amado y tocado. Sin embargo, una musa femenina y un vengativo y demente ex-novio de Karl persiguen a Clarius, y el castigo por cualquier musa mostrándose a sí misma a un hombre mortal ¡es la muerte! Clarius debe dejar al hombre que ama y la pérdida puede que les desgarre a ambos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario